viernes, 20 de abril de 2012

Daiquiri Blues de Quique González (Cara A)


Daiquiri Blues es un disco de madurez de Quique González. Quizás sea su obra más completa en el sentido de equilibrio entre música, letras y grabación.

Como somos fans de Quique, nos alegramos de que le haya quedado un disco tan redondo. En el apartado de música, tiene algunas de las melodías más bonitas que Quique ha compuesto nunca, y las letras rayan a un nivel muy alto. Otro tema es valorar si alguna de las canciones de Daiquiri Blues está entre las diez mejores de Quique, quizás no. Pero son todas muy buenas.




Por último, la producción de Brad Jones es de lujo, y Quique ha cumplido su sueño de hacer un disco en Estados Unidos, en Nashville / Tennessee, en concreto.

Un aspecto a destacar de la producción es la sobriedad, eso sí, sin racaneo. No hay ninguna nota de más y, sin embargo, si la canción requiere unos arreglos que la arropen y ensalcen, pues se incluyen sin escatimar medios.




El álbum, para ser digital, suena como si fuese analógico, esto es, tiene el vibrato y el eco que hace respirar a las viejas grabaciones de vinilo, mientras que las nuevas tecnologías digitales parece que hayan ahogado esa sonoridad y resonancia entre capas y capas de instrumentos que los productores nacionales no aciertan a empastar entre ellos ni que suenen como un conjunto, por encima de su individualidad y/o protagonismo solista.




Otro mal endémico de las grabaciones españolas, la batería, está perfectamente resuelto por Brad Jones, al elegir un toque básico pero con swing / groove, que vuelve a dejar en mal lugar a los productores patrios, no así a los bateristas.

En lo que respecta al propio, Quique, toca la guitarra de acompañamiento con mucho gusto a lo largo de todo el disco. Esto se puede apreciar especialmente en el DVD de Fernando Macaya que recoge la aventura compartida en Nashville con los profesionales americanos seleccionados por Brad Jones, y que enriquece la audición del disco, al desvelar entresijos y detalles de la grabación que dan otra dimensión a su escucha.



Quique canta muy contenido y pleno de expresividad a un tiempo.Abre el disco la canción homónima, Daiquiri Blues, un medio tiempo de extraordinaria belleza, que enfrenta dos antónimos, la alegría del daiquiri por un lado y la tristeza del blues. Cuando Estés en Vena tiene más ritmo que Daiquiri Blues, pero sigue en la onda de canción tranquila que impregna todo el disco. Aquí, los arreglos de cuerda de Chris Carmichael y Brad Jones son espectaculares.


Un Arma tan Precisa comienza con una delicia de piano como de piano bar de  película de western, y empiezo a tomar nota de alguna línea magistral salida de la pluma de Quique: déjalo en mis manos kid, el notario repartía DNIs como un croupier, hip hip por los viejos tiempos, hurra por lo que vendrá, mi reloj jamás estaba en hora a la hora de la verdad, toda mi vida son cuentas pendientes. Los arreglos de cuerda, de nuevo, una gozada.



Hasta que Todo te Encaje, tiene una tonada de vientos como de funeral negro en Nueva Orleans (estilo Corazón de Ángel, con Mickey Rourke y Robert de Niro, por ejemplo), cuya sugerencia que aporta Brad Jones y queda perfectamente reflejada en el DVD de Fernando Macaya. También cuenta con un órgano Hammond de primera categoría por parte de Tyson Rodgers. Y un solo de guitarra restallante, a la vez que sobrio y contenido, a cargo de Will Kimbrough restallante.


Perlas en los versos de Quique: las Ray-Ban no te dejan ver las lágrimas (una línea tan plástica y cinematográfica, casi en 3D, como cuando en la canción Me Agarraste de su disco La Noche Americana, Quique cantaba aquello de, estaba a punto de comprar el periódico de ayer, más poesía contenida en un único verso que en canciones enteras de otros colegas suyos), amenazaba convertirse en clásico (¿amenazaba con qué?), voy a dejarme caer para empezar desde abajo una y otra vez (¿un Sísifo moderno?), necesito un amor que no cueste trabajo (pura cobardía masculina, ¿y quién no se acojonaría con Rebeca Jiménez?).


La Luna Debajo del Brazo, es una pieza alegre y animada que tiene un aire a Salitre. Los acordes de la guitarra acústica con su afinación abierta, las tríadas de la guitarra eléctrica, el pespunte del bajo como de pelota de goma, y la steel guitar de Al Perkins, nos remiten al Blood on the Tracks de Dylan. Joyas en versos plagados de juguetonas aliteraciones: ¿cuándo vas a venir otra vez por aquí?, ¿cuando gire el poniente en tu pelo?, te vigilé las horas del viaje más largo, como si fueras a llevarte la luna debajo del brazo, conduciendo hacia el Puerto de Santa María, con tus piernas ardiendo en el salpicadero, lo tuvimos tan cerca que nunca lo vimos, lo perdimos tan fácil que valió la pena. I am coming, y entonces Quique pierde un semitono porque está llegando ya.




Ahí va una interpretación libre: mientras han sido pareja, el viaje en coche Norte / Sur es largo y da para viajar de día, ella con los pies en el salpicadero, y para viajar de noche, ella arrebujada en una manta y echa un ovillo en el asiento del copiloto, abrazando la luna, mientras él conduce y, en la vigilia del sueño, vigila.




Ahora que se han separado, la chica se ha quedado en el Sur y él se pregunta si volverá con él al Norte cuando entre el poniente, esto es, cuando acabe el verano, por el otoño. En Deslumbrado, la subida hasta el clímax de los arreglos de cuerda y los coros está muy conseguida. Quique habla consigo mismo, esto es, se reprocha los errores cometidos, tú sabías que aquello no saldría bien / no supe descifrar tus sueños, en una relación sentimental que no ha prosperado, está borrándose en el tiempo.




Lo Voy a Derribar, es un pasaje acústico muy bello. Aquí Quique cuenta la historia desde el punto de vista femenino, es decir, la chica tiene fe en una relación que se marchita y sigue peleando hasta el final por salvarla, mientras el chico va de malote, nadie puede con él, le llaman la atención, juega al despiste y sale a por todas, se desmarca, pero siempre hay alguien, incluso desconocidos, que le echan un cable, pero quién iba a dejarte a ti durmiendo en la calle.

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